De ruta turística por la Bizkaia profunda

Iniciamos la ruta por Bizkaia tomando como punto de partida nuestro pueblo, Lekeitio. Aunque en los meses de invierno reina la calma, en verano triplica su población gracias al potencial turístico que tienen sus calles, playas, bares y la gran variedad de actividades culturales organizadas para todas las edades.  

Durante siglos tuvo gran fama por su tradición ballenera y a día de hoy todavía luce con mucho encanto su colorido puerto pesquero. En la plaza sobresale la imponente iglesia gótica con sus arbotantes, a los pies del monte Lumentza. Resguardando la villa se encuentra la isla de San Nicolás, a la cual se puede acceder dependiendo de las mareas, cuando dejan al descubierto el malecón que conduce hasta ella.

En busca de un lugar más íntimo, recorremos escasos metros por la carretera de la costa que lleva a Ondarroa. Descendemos hasta las rocas de Artzabal, donde se puede contemplar la isla desde otro punto de vista, en la calma absoluta.  

Esta carretera de unos 15 kilómetros que bordea la costa es perfecta para perderse por los diversos desvíos que conducen a preciosas calas, muy poco transitadas, con agua cristalina.

Tras un buen chapuzón, se abre el apetito y nos acercamos al bar del faro de Lekeitio a comer unos pintxos. Desde siempre ha sido uno de mis rincones favoritos que invita a pasar horas contemplando el mar. Además, en días despejados se divisa toda la costa vasca hasta perder la vista más allá de Donostia.

Con el estómago lleno nos montamos en el coche de alquiler de la flota de GAURSA Rent a Car, para continuar la ruta por la costa. Cambiando de orientación, nos dirigimos hacia el oeste y nos volvemos a asomar al mar al otro lado del monte Otoio, en la playa de Ogella. Muy aclamada por surfistas y extremadamente cambiante dependiendo de las mareas, cuenta con una zona de barbacoas privilegiada.

Continuamos la ruta y nos desviamos por el interior a un lugar muy especial al que no habíamos vuelto desde la infancia, el bosque de Oma, obra del pintor y escultor Agustín Ibarrola. Es impresionante perderse entre los árboles e intuir cómo se van formando composiciones cada vez más complejas al unir en perspectiva las pinturas.

El valle de Oma se ubica en un entorno rural precioso, donde el color verde luce con gran esplendor, envolviendo entre los bosques y praderas al pueblo de Oma. Además, una vez aquí, también se puede visitar la vecina Cueva de Santimamiñe, donde se han hallado restos y pinturas rupestres datados en el paleolítico.

Puesto que no hay mejor placer que disfrutar de un buen atardecer, volvemos a la costa en busca de una playa para pasar las últimas horas del día. Por su orientación, Laga tiene unas vistas espectaculares del atardecer, donde los últimos rayos de luz rompen contra el peñón del cabo de Ogoño.

Y con una cerveza artesanal bien fría, aquí termina nuestro road trip de tres intensas jornadas recorriendo la naturaleza en pleno esplendor entre tierras alavesas, gipuzkoanas y bizkainas.

Tras devolver el Nissan Qashqai en GAURSA Rent a Car de calle Estrauntza 10, estamos muy contentos con esta nueva experiencia. Esperamos que podáis disfrutar de todos estos preciosos rincones y de todos los que aún quedan por descubrir.

 

No te pierdas la etapa anterior del road trip: Recorriendo playas, cuevas y acantilados de Gipuzkoa

Más información sobre la fotógrafa Miren Pastor en su página web.